Llega ChatGPT-5 ¿Momento de prepararnos para los cambios en Comunicación Política?
Ayer se presentó el modelo Chat GPT-5 y con él abrimos una nueva puerta en el proceso de disrupción de la comunicación política a través de la IA. Imagínate producir un spot audiovisual contando con un asistente virtual que no solo recuerda cada matiz del discurso político, sino que aporta verificación de cifras y estadísticas usando fuentes externas, y operando con una reducción significativa de alucinaciones de hasta 26% según pruebas internas. Eso nos da la tranquilidad de saber que el mensaje que enviamos al electorado está cimentado en datos probados, sin sorpresas de última hora que hacían peligroso el uso de modelos anteriores para generar material divulgativo.
Detrás de esta mejora no hay un truco secreto, sino un sofisticado “router” interno que combina distintas rutas de procesamiento según la tarea: una vía veloz para un chat en vivo durante un mitin y otra más profunda para el análisis de un debate presidencial. Con ello, el equipo de campaña puede calibrar la velocidad y precisión de las respuestas según cada escenario, sin perder coherencia ni veracidad.
Los usuarios beta destacan que, aunque la creatividad narrativa no mejora drásticamente, el modelo se guarda su mejor respuesta para tareas de larga duración y flujos de trabajo complejos. Esto impulsa nuestro monitoreo y ajuste de pautas digitales: imagina informes que se autodepuran, sin necesidad de reiniciar procesos. Además, gracias a la mejora en pensamiento profundo, GPT-5 es capaz de trazar conexiones lógicas más complejas, generando análisis detallados sobre cualquier tema de interés que antes requerían jornadas completas de trabajo humano para consolidar.
GPT-5 no reemplaza a los colaboradores centrales de un proyecto político (aunque va anunciando la llegada de ese momento en el futuro próximo para algunos de ellos), este modelo es esa navaja suiza que puede resolver múltiples necesidades dentro de nuestra labor: mensajes más confiables, flexibilidad para adaptarse a audiencias diversas y una capacidad analítica que enriquece cualquier plan de campaña o programa de gobierno.
Uno de los aspectos más interesantes de este modelo, es que pone en manos de los usuarios un router que dirige la instrucción o solicitud a un procesamiento específico, es decir, tienes a tu alcance un agente que decide qué otro agente resolverá tu necesidad, un agente de agentes como el que actualmente utilizan las grandes corporaciones que están implementando esta tecnología en sus procesos internos y de contacto con el público.
Pensemos en un equipo de comunicación social que después de evento ingresa fotos y videos al sistema para recibir un informe con sugerencias de uso que les permitan mejorar la interacción digital. Imaginemos a un vocero que practica preguntas duras con un asistente capaz de generar contraargumentos en tiempo real y pulir cada respuesta antes de enfrentar a la prensa. Consideremos las posibilidades que se abren para un candidato que personaliza sus mensajes a distintos segmentos usando datos de encuestas procesados instantaneamente, o un analista de redes sociales detectando tendencias emergentes y ajustando la narrativa digital en cuestión de minutos. ¿Qué tal esos community managers con poco “feeling” para la política, recibiendo sugerencias automáticas de tono y enfoque para responder con empatía y precisión a cada comentario?
Si miramos hacia el futuro, este salto nos anticipa un escenario donde la IA y los equipos de comunicación crean narrativas auténticas con la velocidad que exige la Nueva Comunicación Política Algorítmica. La frontera entre lo automatizado y lo humano se irá difuminando, dando lugar a una comunicación política y de relaciones públicas más inmediata, empática y basada en datos en tiempo real. Esa convergencia será, sin duda, el terreno fértil donde germinarán las estrategias más innovadoras.
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